En 1950 tres familias que cultivaban papa en la región de Weston, en el estado de Oregon, Estados Unidos, lideradas por el granjero Gilbert ‘Gib’ Lamb decidieron dar un paso más en la producción de ese tubérculo milenario, originario de la región andina y base de la alimentación de la humanidad.
Gilbert había inventado el cuchillo con chorro de agua que se convirtió rápidamente en la primera máquina diseñada para cortar las papas con agua a presión. Así nació LambWeston, una empresa a la que se la describe siempre busca de nuevas aventuras productivas.
¿Será por eso que esta líder global con US$ 6.800 millones de facturación decidió aterrizar en Mar del Plata?
Su CEO para todo este continente, la argentina Romina Broda, de 52 años, lo atribuye a la “altísima calidad” de la papa que se cultiva en el país.
En la región de Balcarce y alrededores se siembran unas 84.000 hectáreas. El 70% es de la variedad Spunta la que se consume internamente. Y el resto, la Innovator, ideal para las congeladas de exportación. El país a su vez consume poca papa, unos 8 kilos por habitante y por año en comparación con el Reino Unido, en la cima de ese ranking, con 70 kilos al año.
Así las cosas, LambWeston ya arrancó a producir en el Parque Industrial de Mar del Plata. La planta, de 40 mil metros cuadrados en la que desembolsaron US$ 300 millones, se inaugura oficialmente el próximo 6 de octubre y está lista para elaborar 164 versiones de las congeladas con énfasis en la categoría premium que van a restaurantes e industrias, entre ellos grandes clientes globales como McDonald’s. La describen como la planta más moderna del mundo. Emplean en el país 500 personas.
El principal destino de esas papas es Brasil cuya producción del tubérculo para esta industria deja mucho que desear al tratarse de lo que se llama papa B por su alto contenido de agua.
Aquí y antes de poner el primer ladrillo, garantizaron la provisión de la materia prima en acuerdo con los productores con contratos de largo aliento.
La novedad es que acaban de concretar la primera exportación desde el puerto de Mar del Plata a Santa Catarina en el sur de Brasil. Y esto fue posible tras una ardua negociación con las navieras para que le enviaran un buque de menor calado, con el propio puerto que pertenece a la Provincia para que esté en condiciones y además trazar una ruta especial desde la planta al puerto: construyeron 15 kilómetros en una circunvalación.
De esta manera ahorran el viaje hacia otros puertos lejanos como Buenos Aires o Bahía Blanca y por sobre todo, bajan las emisiones de carbono.
Broda dice observar este negocio con los “faros largos”, sinónimo de inversión estratégica. “La clave es disciplina en toda la cadena que abarca desde lo financiero a la eficiencia productiva. Estamos en un sector rentable por el crecimiento de la categoría”, menciona al deslizar un momento único y dejando en un segundo plano la inquietud por el tipo de cambio. Resalta que la exportación de papa no tiene retenciones.
La planta de Mar del Plata se erigió casi en paralelo a la que LambWeston levanta en China. Por cierto, uno de los puntos fuertes de LambWeston es su presencia europea tras la alianza primero y luego la adquisición del grupo holandés Meijer. Y apuesta varias fichas al desarrollo en Medio Oriente con fábricas en Dubai. Una buena parte se abastecerá desde Mar del Plata. Tal es el entusiasmo que decidieron colocar su cuartel general de este continente en Buenos Aires.
Broda, sobrina del economista Miguel Angel Broda, tiene un carisma especial. Hizo sus primeras armas como experta en consumo masivo tras largos años diversos países de la región en Procter & Gamble.
El próximo octubre espera a su CEO global, Michael Smith que se asume fan de la Argentina. Tal vez, por sus recuerdos de juventud cuando fue destinado como misionero al país a sus 15 años.