Lo que prometía ser un vuelo tranquilo hacia Tucumán se convirtió en una historia para el recuerdo (y el feed) de Belu Lucius. Junto a su marido, el exrugbier Javier Ortega Desio, la influencer terminó presenciando una escena insólita a bordo del avión… que incluyó porros, disculpas y hasta un operativo policial.
Antes de despegar, Belu, que tomó una drástica decisión para combatir su enfermedad, ya había compartido con sus seguidores una de sus típicas confesiones: “Me mareo en todos lados”, dijo, y sumó que eso le ocurre no solo en avión, sino también “en micro, en auto y en barco”.
Para evitar los malestares, contó su vieja estrategia: “No soy muy buena en los aviones y suelo marearme, por eso me tomo medio dormicum para poder dormir”. Y como buena creadora de contenido, acompañó la historia con un recuerdo de un viaje a Brasil en 2016, donde su esposo la ayudaba a sobrellevar los efectos del vuelo.
“5 meses de novios y él ya me había visto así… ya estaba entregada”, bromeó en referencia a su look adormilado bajo efecto de la medicación. Pero el verdadero episodio inolvidable ocurrió en pleno vuelo a Tucumán, cuando un pasajero protagonizó una escena de película.
“A la mitad del vuelo a una persona se le dio por ir a fumarse un faso al baño”, relató, completamente sorprendida. “Es la primera vez que vivo una situación así. Me animo a decir que estaba con un ataque de ansiedad. Apenas salió del baño pidió disculpas…”, agregó.
La situación se tornó tan seria que intervino la tripulación con rapidez y firmeza. “Excelente como toda la tripulación contuvo la situación el resto del vuelo”, valoró Belu, quien no dejó de compartir cada detalle con su característico sentido del humor.
Pero la historia no terminó ahí: al aterrizar, las cosas se pusieron aún más tensas. “Nadie podía pararse del asiento”, contó, mientras en sus historias se ve cómo un grupo de policías subía al avión a tomar cartas en el asunto. Como si eso fuera poco, una seguidora le preguntó si con “faso” se refería al porro de antes o al cigarrillo.
Y fiel a su estilo, Belu no se hizo la distraída: “Tengo 38, para mí un faso es un porro, un caño, un churro. Lo otro es cigarrillo o un pucho”, respondió entre risas. Un viaje que empezó con pastillas para no marearse terminó con un operativo antidroga a bordo… y, claro, con Belu relatándolo en sus redes como solo ella sabe hacerlo.
Siempre auténtica, Belu sigue compartiendo su vida sin filtros, apostando al humor y a mostrarse tal cual es. Entre risas, maternidad y proyectos personales, la influencer demuestra que, más allá de las críticas o las modas, su esencia sigue intacta.