Los últimos datos oficiales y privados publicados este miércoles confirman que el consumo masivo —que incluye alimentos, productos de limpieza e higiene— sigue sin recuperarse en el gobierno de Javier Milei, pese a la desaceleración inflacionaria. Tras tres meses de leve repunte, junio marcó una nueva caída del 0,8% interanual, según un informe publicado por la consultora Scentia. Esta retracción profundiza una tendencia que evidencia el ajuste en el poder adquisitivo de los hogares y la polarización del mercado.
Los números críticos
De acuerdo con lo publicado por la consultora especializada, los supermercados lideran el desplome, con una baja del 6,4% en junio y acumulan un 5,6% de caída en el semestre. Al mismo tiempo, el Indec[i] registró en mayo una merma intermensual del 1,2%, mientras que el crecimiento interanual del 6,1% no compensa la debacle del 9,8% en 2024.
Por otro lado, según las mediciones de Scentia, los mayoristas fueron otro de los sectores más golpeados, con un descenso del 6,4% en junio. Si tomamos los números del instituto estadístico argentino, durante mayo este rubro sufrió una caída interanual del 4,9%.
En relación a los autoservicios y comercios de barrio, aunque crecieron un 1,8% en junio, su avance no compensa la caída de los grandes canales. Además, su dinamismo se atribuye a estrategias de supervivencia: compras fraccionadas y proximidad, ante la imposibilidad de adquirir volúmenes grandes.
Causas estructurales
Luego de más de un año y medio de gestión libertaria, los límites del éxito de la macro de Milei comienzan a quedar en evidencia, al no reflejar ninguna mejora en el poder adquisitivo de los trabajadores.
Pese a la baja inflación (15,1% en el semestre), y con junio con el IPC más bajo desde el 2020, los precios aún pesan sobre el consumo deprimido. Mientras el gobierno continúa con los festejos por la existencia de estos números, los salarios no recuperan terreno frente a la inflación acumulada y al desempleo existente (7,9% según la última medición del Indec), además de que la pobreza, a su vez, limita el acceso a bienes básicos.
Todos estos elementos son indicadores que explican la incapacidad del consumo masivo para mostrar una sólida recuperación. Además, la gravedad del escenario también se refleja en los cambios de hábitos de consumo: los hogares de forma masiva, empieza a priorizar las compras mínimas o recurren al crédito para adquirir productos cotidianos.
En paralelo a esto, empiezan a quedar cada vez más visibles los resultados del programa de Milei, dejando entrever la existencia de un consumo desigual. Mientras el consumo masivo se contrae, las ventas en shoppings subieron un 6,2%, en mayo, según lo informado por el Indec. Esta brecha muestra la creación de otra Argentina, donde un sector, cada vez más pequeño por la dinámica de nuestra economía, puede acceder a bienes no esenciales y, por otro lado, la existencia de un sector mayoritario en donde se ajustan hasta en el consumo de alimentos.
El estancamiento desde que ha llegado la motosierra de Milei es una realidad, que se recrudece día tras día y donde el problema va más allá de los precios. Lejos de lo que piensa el equipo de Economía, donde la consolidación del superávit es fundamental para despegar, la economía nunca va arrancar para los trabajadores, si estos no pueden comprarse ni lo básico. Dentro de este esquema, en el cual no existe ninguna política que reactive el empleo y fortalezca el salario real, la recuperación del consumo masivo seguirá siendo esquiva, a pesar de las fábulas de la exitosa macroeconomía, que dicen estar haciendo funcionar.
[i] https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/super_07_2554C3A44CDA.pdf