Médicos, docentes, residentes y trabajadores del Hospital de Clínicas protagonizaron esta mañana un abrazo simbólico para visibilizar la crisis que atraviesan los hospitales universitarios por la falta de financiamiento. La actividad se dio en el marco de una nueva jornada nacional en defensa de la universidad pública.
La protesta comenzó a las 10 de la mañana en la entrada de Av. Córdoba y culminó una hora después sobre la explanada de la calle Paraguay, en el barrio porteño de Recoleta. Se trató de una acción simbólica pero con un fuerte mensaje: los participantes advirtieron que la continuidad del funcionamiento del hospital, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), está en riesgo debido a la asfixia presupuestaria, la falta de insumos y la pérdida del 40% del poder adquisitivo de los salarios.
Esta situación, consecuencia de la «motosierra», no solo pone en riesgo la atención médica, sino también la formación de nuevas generaciones de profesionales de la salud y el funcionamiento de sus 39 residencias médicas, donde desarrollan sus tareas más de 3.000 trabajadores: entre profesionales de la salud que atienden a una gran cantidad de pacientes diarios que no encuentran respuesta en otras instituciones del sistema de salud y quienes realizan tareas administrativas y de mantenimiento.
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Al tratarse de un hospital-escuela, en sus casi cuarenta aulas cursan por año 1.500 alumnos de ciencias de la salud, lo que representa su compromiso académico de la docencia superior, la investigación y la responsabilidad social que implica extender su labor en beneficio de toda la comunidad.
“El Hospital de Clínicas tiene tres patas muy grandes: la docencia, la investigación y la asistencia. A los hospitales universitarios hay que entenderlos de una forma distinta a los exclusivamente asistenciales”, explicó el profesor titular de cirugía Luis Sarotto.
«Nosotros, al tener que enseñar, siempre se gasta más. Acá y en todos lados. Son hospitales que tienen una dedicación especial a la formación de un recurso humano. Esa es la función esencial. Pero para formar tenemos que tener pacientes y los tenemos que atender bien. La medicina hoy es cara y no se opera con un bisturí y dos gasas«, agregó.
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Karen, trabajadora del área de urología con más de 10 años en el hospital, describió la situación con crudeza: “Es muy triste. No hay aumentos, no tenemos paritarias libres y además vemos la falta de insumos en cada sector».
En sus casi 40 aulas cursan por año 9.000 alumnos de ciencias de la salud. El hospital realiza cada año distintas campañas de atención gratuita destinadas a la comunidad y, además, atiende anualmente más de 360.000 consultas externas y realiza más de 8.000 cirugías.
Como parte de su tarea académica y social, el hospital recibe a pacientes tanto de la Ciudad como de todo el país, más del 50% de ellos sin cobertura social.
Además, es el único hospital con capacidad e infraestructura para montar guardias de emergencia en sus propios pasillos ante situaciones de catástrofe. Ya lo hizo en momentos críticos de la historia reciente, como el incendio de Cromañón, el atentado a la AMIA o la tragedia de Once.
RM/LT