La estrategia de Cristina Kirchner tras ser condenada: confrontar con Caputo por la deuda pública

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El tema de la deuda pública se perfila como uno de los grandes protagonistas de la campaña electoral para las legislativas de octubre, sobre todo si la inflación continúa su sendero bajista y el dólar continúa estable. Por lo pronto, Cristina Kirchner dio señales claras de que su estrategia de defensa no se centrará en discutir los aspectos legales de su condena, sino presentar su situación como una confrontación de modelos económicos.

Y, en este momento en el que el gobierno está recurriendo a varias formas de financiación externa para acumular reservas, pagar los vencimientos y cubrir el déficit de la cuenta corriente, el debate sobre el endeudamiento toma temperatura política.

Ya cuando en abril se acordó la asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional por u$s20.000 millones -de los cuales el 60% ya fue desembolsado-, el ministro de economía, Luis Toto Caputo, salió a argumentar que esto no constituía un endeudamiento neto, porque lo que se hacía era sustituir una deuda por otra -dólares frescos a cambio de la letra intransferible que el Tesoro le había colocado al Banco Central cuando tomó parte de sus reservas-.

Y ahora, con el anuncio de que se comprarán dólares mediante la emisión de bonos del Tesoro -que se pagan en pesos pero se suscriben con moneda estadounidense-, la oposición interpretó directamente ese anuncio como la toma de deuda por u$s7.000 millones.

No paró ahí el tema, naturalmente, porque el jueves se confirmó que se amplió en u$s2.000 millones adicionales el «repo» -préstamo garantizado con bonos como colateral- que se había acordado con un grupo de bancos privados a inicios de año por u$s1.000 millones.

Lo irónico de la situación es que el gobierno afirma que toda su política está trayendo como consecuencia un alivio de la deuda, tanto por la disminución del volumen como por la extensión de los plazos y el recorte de las tasas de interés. Pero la oposición afirma exactamente lo contrario: que su estrategia equivale a «alquilar reservas» y que el alivio de corto plazo se pagará con mayor deuda a futuro.

Cristina Kirchner y Luis Caputo: enemigos íntimos

Los protagonistas principales del debate son Toto Caputo y Cristina Kirchner, quienes ya desde la gestión macrista polemizan duramente sobre este punto.

Al inicio del gobierno de Javier Milei, la ex presidente publicó un análisis de la situación del país en el que pronosticaba que vendría «la tercera crisis de deuda». La primera, según esa visión, había sido la de la dictadura militar; y la segunda, la de la década menemista, que culminó con el default de 2002.

Como para marcar una contradicción entre el accionar de Milei y los principios liberales, Cristina recurrió a una picardía política: empezó su crítica con una cita de Juan Bautista Alberdi, a quien el presidente venera como un prócer.

«Tomar capitales a préstamo para reemplazar los capitales destruidos por la crisis, no es remediar la pobreza, sino agravarla; la riqueza de otro no es la riqueza del país. La deuda representa más la pobreza que la riqueza. Endeudarse no es enriquecerse, sino exponerse a empobrecerse por la facilidad con que siempre se gasta lo ajeno», dice la frase de Alberdi citada al comienzo del documento.

Según Cristina, la política de ajuste fiscal y de apertura al capital externo terminaría en una crisis devaluatoria similar a la de las anteriores experiencias históricas.

El ministro -que en ese momento festejaba su primer mes con superávit fiscal- contestó de inmediato: «Señora, nunca es tarde para aprender un concepto económico muy básico y que lamentablemente usted siempre ignoró: deuda solo se toma cuando hay déficit fiscal. Todo el déficit fiscal de los últimos 16 años lo generó usted en sus 12 años de gobierno, 8 como presidente y 4 como vicepresidente».

Era apenas el primer round de una pelea que, todo indica, se va a intensificar en los próximos meses.

Un segundo encontronazo ocurrió en septiembre del año pasado, ante otro documento de Cristina titulado «Argentina bajo fuego». Allí criticaba un decreto por el cual se eliminaban requisitos para la reestructuración de la deuda pública. Según la ex presidente, con ese decreto ya el país no tenía garantías de que se recortara capital o tasas de interés y se extendieran plazos.

Y se preguntaba: «¿Qué quiere hacer Caputo con los próximos vencimientos de deuda? ¿Volver a incendiar el país en la hoguera de la deuda como hizo con Macri y el FMI? ¿Ni siquiera con un ajuste desalmado e inhumano el ministro Caputo de Milei puede pagar la deuda que el ministro Caputo de Macri generó?»

Para ese momento, el ministro ya estaba imbuido en el estilo belicoso de «Las fuerzas del Cielo» y dejó de lado el respetuoso trato de «señora» para pasar a un tono de pelea: «Toda la deuda de los últimos 20 años la generaste vos, guiada por el primate que tuviste de ministro de economía. Primero heredaste 2 puntos de superávit fiscal y los convertiste en 7 de déficit. Luego Macri te dejo casi equilibrio primario y lo volviste a llevar a 5 puntos de déficit. Tenía razón tu marido cuando decía que no sabías nada de economía. Quedate chillando tranquila que es lo máximo que podés hacer, porque no vas a volver a gobernar nunca más».

¿Qué dato hay que mirar?

La discusión sobre los números de la deuda puede ser eterna, porque hay varias modalidades de contabilización, y cada quien las acomoda según su conveniencia política.

Se puede contar sólo la deuda en dólares, o la de pesos o ambas. Se puede considerar la deuda del Tesoro o la consolidada con la del Banco Central. Se puede tomar la del gobierno nacional pero no la de las provincias.

También puede discriminarse según el acreedor: la deuda exigible -que no incluye la intra sector público- o la total. O la deuda sólo con extranjeros sin contar los acreedores locales.

Además, está la comparación de ratios. ¿Qué es más relevante: cuánto mide la deuda en comparación con el PBI o contra el volumen de exportaciones? ¿O mejor comparar la deuda local con otros países?

Quienes argumentan a favor del gobierno señalan que Argentina bajó drásticamente en el ranking de países más endeudados -terminó el año pasado en el puesto 37, después de haber estado en el top ten durante la pandemia-.

Claro, hay muchos rankings para mirar. En el de los deudores con el FMI, Argentina lidera ampliamente, al punto de que con sus u$s65.000 millones, su deuda con el organismo es mayor a la del resto de los países sumados.

La discusión sin fin

La discusión puede ser infinita. Los críticos afirman que en lo que va de la gestión Milei se emitió deuda por más de u$s100.000 millones.

Pero la respuesta del gobierno es que lo que importa es el ratio deuda/PBI. Y que cuando se considera la deuda total -incluyendo los pasivos remunerados del BCRA-, la reducción fue drástica: desde un nivel de 99% en diciembre de 2023 hasta un nivel actual de 39,5%.

Claro, es un dato controversial, porque depende mucho del tipo de cambio: ante una gran devaluación el PBI se achica en dólares, y ocurre lo contrario cuando el peso se sobrevalúa. De hecho, si se toma el mismo ratio, pero en el momento previo al cambio de gobierno y considerando el tipo de cambio oficial, el gobierno de Alberto Fernández tenía un ratio de deuda de 56,5% del PBI. Es decir, siguiendo con ese criterio de medición, es cierto que hubo una mejora real, pero mucho menor que la que presenta el gobierno.

Hablando en plata

El último informe de la secretaría de Finanzas evalúa la deuda pública total en u$s472.970 millones. Hubo una leve disminución tras el ingreso del aporte del FMI, porque de esa manera se eliminó la deuda que el Tesoro tenía con el BCRA.

Y en lo que va de la gestión Milei, el incremento nominal fue de u$s68.263 millones. Pero esa es la cifra que sólo toma en cuenta la administración central. Si además se consideran los pasivos del Banco Central y se le restan los depósitos del Tesoro por el superávit fiscal, entonces el endeudamiento consolidado tuvo una baja de u$s20.000 milllones.

Lugo de que el gobierno explicara las últimas medidas económicas -Caputo señaló que fortalecen al programa económico porque permiten acumular reservas sin emitir pesos- muchos economistas críticos argumentaron que, en realidad, ante la imposibilidad de acumular reservas por la llegada de inversiones en la economía real, el gobierno tiene que recurrir a emitir deuda con el atractivo del viejo carry trade.

Actualmente, los bonos en pesos que están en manos de extranjeros equivalen a u$s1.700 millones. La cifra es pequeña si se la compara con el pico de u$s25.000 millones registrado en 2017, durante la gestión macrista, pero lo cierto es que se prevé un crecimiento acelerado. De hecho, si el gobierno cumpliera su objetivo de colocar u$s1.000 millones por mes, llegaría a u$s8.700 millones sobre fin de año.

El endeudamiento K

Claro que, a la hora de hablar de deuda, también hay argumentos para contestar al kirchnerismo. Porque, aunque durante la gestión de Cristina no había acceso al crédito internacional, hubo otras vías de financiación que los economistas equiparan al endeudamiento, como la toma de reservas del Banco Central y de activos del sistema de ahorro previsional.

Según ese cálculo, Cristina dejó su mandato con una deuda intra sector público de u$s130.000 millones, tras haber asumido con un nivel de u$s20.000 millones.

En todo caso, lo que está claro es que Cristina Kirchner definió una estrategia en la que la economía ocupa el lugar central de la discusión política. Y en la próxima campaña electoral, el endeudamiento, uno de sus temas preferidos desde siempre, será un protagonista de la nueva guerra de relatos.

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