El Kremlin habló sobre la relación con el gobierno de Javier Milei: «Está congelada»

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Desde que Javier Milei asumió el poder, la política exterior argentina dio un giro drástico, inédito en términos históricos. La retórica «antisocialista», el alineamiento sin matices con Estados Unidos e Israel y una marcada indiferencia hacia los esquemas de integración regional redefinieron el lugar del país en el tablero internacional. En ese nuevo paradigma, la relación con Rusia —con quien Argentina mantiene un superávit comercial— se encuentra en estado de hibernación diplomática.

Ese es, al menos, el diagnóstico que ofrece el embajador ruso en Buenos Aires, Dmitry Feoktistov. En diálogo con PERFIL en el acto por el Día de Rusia celebrado en la sede diplomática en el barrio porteño de Recoleta, el diplomático se refirió al estado de la relación bilateral atravesada por la grieta global en torno a la guerra en Europa.

«Lamentablemente, los lazos entre nuestros países se han congelado —no por iniciativa de Rusia— en muchos aspectos desde el inicio de la operación militar en Ucrania. Actualmente no tenemos tanto diálogo ni proyectos económicos como nos gustaría», sostuvo. Sin embargo, se mostró optimista: «Nuestra amistad es mucho más duradera que la situación geopolítica actual y sobrevivirá a cualquier administración», dijo el diplomático.

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Consultado sobre el estado de la relación con el gobierno de Milei, el representante ruso evitó el choque directo. «La principal tarea de cualquier embajador es promover relaciones sanas con cualquier administración. Esa es la clave, independientemente del contexto político», señaló, resaltando que ambos países mantienen relaciones diplomáticas desde 1885.

«Actualmente no tenemos tanto diálogo ni proyectos económicos como nos gustaría. Pero estamos dispuestos a llegar tan lejos y tan rápido como decidan nuestros amigos argentinos. La pelota está de su lado«, reconoció.

El embajador ruso en Argentina, Dmitry Feoktistov.

Feoktistov fue el anfitrión del evento que conmemora la declaración de la soberanía del país, establecida el 12 de junio de 1990, en un contexto internacional marcado por un nivel de conflictividad global inédito desde la Segunda Guerra Mundial.

A nivel local, tampoco fue ajeno a la coyuntura, marcada por la ratificación de la condena Cristina Kirchner por la causa Vialidad. «Es un asunto interno de Argentina», dijo, manteniendo el protocolo a pesar de su buena relación con la expresidenta con quien reconoció haberse reunido varias veces.

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Si bien la frialdad bilateral es evidente, no hay ruptura. En un momento de realineamientos globales, Moscú valora, al menos por ahora, que la Argentina no se haya plegado a las sanciones occidentales ni haya enviado armamento a Ucrania. Algo que se sostuvo con Milei, a pesar de los rumores sobre el envío de aviones a Ucrania posteriormente desmentidos por Cancillería. «Valoramos este enfoque sabio y constructivo», dijo Feoktistov.

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Pero también el embajador ruso subrayó el sesgo de la actual administración de Milei, que mantuvo una postura ambivalente desde que asumió en diciembre de 2023. «Buenos Aires demuestra claramente que es más proucraniano que prorruso (…) creo que hoy se puede observar un cierto cambio en la postura argentina hacia un enfoque más equilibrado», indicó.

No dio detalles. Tampoco quiso especular sobre si ese presunto cambio responde a factores internacionales, como el regreso de Donald Trump al poder y su acercamiento a Vladimir Putin. «No quiero especular sobre el papel del ‘factor Trump’ ni sobre ningún otro acontecimiento externo. Argentina tiene la libertad de elegir su camino en las turbulentas aguas internacionales. Para nosotros, el resultado práctico es más importante que la razón que lo sustenta. Arremanguémonos y avancemos».

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La ambivalente postura de Javier Milei

En función de la bajada de línea ideológica, la diplomacia de Javier Milei tuvo una trayectoria zigzagueante frente a los principales conflictos globales. Y Ucrania no fue la excepción. Tras ganar las elecciones, Milei invitó formalmente a su par ucraniano Volodímir Zelenski a la ceremonia de asunción presidencial. En enero de 2025 se encontraron en Suiza, en el marco del Foro de Davos. Y en marzo, cuando se desarrollaban negociaciones para el cese al fuego entre Rusia y Ucrania, mantuvo una conversación telefónica con él.

Javier Milei cambió su postura sobre la guerra en Ucrania.

Sin embargo, ese gesto fue precedido por un hecho llamativo: el 24 de febrero, en el segundo aniversario del inicio de la guerra, Argentina se abstuvo en una votación clave en la Asamblea General de la ONU que exigía el retiro de las tropas rusas de Ucrania, a diferencia de su antecesor Alberto Fernández, que había votado a favor de iniciativas similares.

Ese giro no fue casual. Ocurrió pocos días después de que Donald Trump —ya nuevamente presidente de Estados Unidos— calificara a Zelenski de «dictador» por no haber convocado a elecciones durante el conflicto bélico, y avanzara en un acercamiento informal con Vladimir Putin. En ese contexto, la ambivalencia argentina se interpretó como un gesto de sintonía con Washington, que bajo el sello trumpista rompió con el aislamiento diplomático de Occidente hacia el Kremlin, incluida un mensaje oficial por el Día de Rusia, un gesto que había sido interrumpido desde febrero de 2022.

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La relación comercial entre Rusia y Argentina

Por otro lado, el guiño a Casa Rosada no pasó desapercibido. La gestión de Milei no solo por el giro ideológico en política exterior sino también por la necesidad de robustecer las reservas del Banco Central. En ese último punto, sirve de teléfono al ministro Luis Caputo, considerando que si bien Rusia es un socio «menor» en comparación a otros (como China, Brasil o Chile), mantiene un superávit comercial.

Pese al enfriamiento político, el intercambio comercial bilateral no se ha detenido. En abril de 2025, la Argentina exportó a Rusia por un total de 37 millones de dólares e importó bienes por 17,5 millones, lo que arrojó un superávit comercial de 19,5 millones. Según datos del Observatory of Economic Complexity (OEC), en comparación con el mismo mes del año anterior, las exportaciones argentinas crecieron un 25,2 % —pasaron de 29,5 a 37 millones— mientras que las importaciones cayeron un 32 %, de 25,7 a 17,5 millones. El dato confirma que, más allá de las fricciones diplomáticas, la relación económica aún respira.

Mientras tanto, el Kremlin parece esperar. “En el pasado se firmaron documentos para el establecimiento de una asociación estratégica integral bilateral. Técnicamente, no han sido revisados”, recordó Feoktistov. No hay, por ahora, proyectos bilaterales en curso. Y la agenda económica conjunta se encuentra virtualmente paralizada.

ff

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