A 360 km de la Capital Federal, Tandil nos invita a vivir una experiencia única de conexión con la naturaleza y el disfrute de la creciente gastronomía local. Un clásico para cada Semana Santa, desde hace muchos años viene forjando una identidad propia y se consolida como una propuesta para visitar durante todo el año. Ideal para toda la familia, nos brinda múltiples oportunidades que actúan de imán, como los eventos culturales, recreativos y deportivos que abundan en la ciudad, sin olvidar la pesca deportiva, una actividad que podemos realizar a minutos del centro de la localidad serrana.
El lago de Tandil es artificial y fue inaugurado en 1962. 20 años después, su importancia fue valorada ya que evitó que pasara a mayores una inundación que causo enormes trastornos en localidades vecinas como Olavarría, Azul, Benito Juárez y Ayacucho, ciudades que quedaron bajo el agua a partir de un fenómeno climático que se da una vez cada cien años. Por aquellos tiempos, el espejo de agua contaba con una importante profundidad, aunque la acumulación de sedimentos hizo que hoy sea un ámbito de escaso nivel, salvo puntuales partes que mantiene un nivel destacado.
Históricamente, el pejerrey fue su principal atracción pensando en el pescador deportivo, aunque en sus aguas hay abundantes carpas, bagres, dientudos, anguilas, chatas y tarariras, estas últimas, escasas en cantidad, pero se dan aisladamente en tiempo estival. El flecha de plata, hay que mencionarlo, no es fácil de pescar. Los lugareños se dividen entre los que conocen cómo dar con ellos y los que aducen que en las aguas del lago no hay nada. Sin dudas, la especie en este ámbito obliga a aplicar todos los conocimientos para concretar capturas.
Para intentar con el pejerrey, todo el contorno del lago puede darnos actividad. La zona de la pasarela del dique de contención, la playita del balneario o la calle son sitios públicos que rinden bien. Uno de los puntos más destacados es el sector de La Isla, a la que se accede por el Centro Náutico del Fuerte y que por un módico canon se pueden pescar solo de mañana, ya que después el club y las costas se destinan a otros deportes náuticos. Cañas de 3 a 4 metros, con reeles frontales cargados de un nylon o multi fino y aparejos de flote o fondo. En caso de ir por las boyas deben ser chicas, no mayores a los 18 mm, y con bajadas que van de los 40 a 75 cm, en esta época, y con un puntero que trabaje semi ahogado para ganar distancia. Con plomo, bajadas de 40 a 60 cm, almeja de 30 a 40 gramos y, en ambos casos, anzuelo n° 3 de la serie 1687 o 277 de la tradicional marca noruega que rinde bien. Podríamos usar medidas menores con mayor éxito, pero la mencionada evita que el pejerrey se trague el anzuelo y podamos devolverlo.
En cuanto a carnadas, la mojarra viva chica se lleva las palmas, aunque no descartemos un filet de dientudo bien rebajado. En tiempos de heladas como los actuales, el camarón anda muy bien y se saca con una red de los bordes del lago junto a las panzudas, otro cebo que tiene días que rinde muy bien. Hay que decir que prevalece el pejerrey chico, que oscila entre los 20 a 25 cm, pero cada tanto nos encontramos con gratas sorpresas. Durante los últimos días se desarrolló la etapa local de los Juegos Bonaerenses. En la jornada destinada a los juveniles, el ganador obtuvo 3 piezas en las tres horas de competencia, aunque al día siguiente, el triunfador entre los adultos mayores obtuvo 16 pejerreyes en mismo horario, lo que marca a las claras que, a pesar del frío, el lago sigue cumpliendo.
Mantenerse en contacto con el aparejo es importante en la pesca del pejerrey y más en este ámbito que no da segundas oportunidades. Encontrar la clavada justa, la medida ideal de boya como de carnada son claves. Solo resta darse una vuelta por la localidad serrana, y entre tantas actividades con la familia, un rato de pesca no viene mal para poder decir: “yo pesqué pejerreyes en el lago de Tandil”.