En la mesa de intelectuales y periodistas de «Comunistas» debatieron sobre cómo se tejen relaciones entre el valor que el Gobierno y una parte de su electorado le otorga a la «autenticidad», la violencia que se diluye en su interior y la degradación de la institucionalidad como vector de la política nacional. La salud de las instituciones democráticas y el uso del poder como espectáculo fue el eje de la discusión.
El puntapié a la reflexión lo dio el gesto televisado de Javier Milei en la Catedral metropolitana durante el Tedeum del 25 de mayo, cuando desairó al jefe de Gobierno porteño Jorge Macri y a la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel. El presidente saludó a varias personas antes de alcanzar la posición donde ambos estaban esperándolo, pero llegado el momento les dio vuelta la cara y los ignoró.
El conductor del programa que se emite por Bravo TV de lunes a viernes a las 20.30, Juan di Natale, introdujo el tema con una comparación directa: “Macri quedó con la mano tendida como en un sketch de Leo Rosenwasser”, en referencia al reconocido actor cómico de VideoMatch fallecido en 2017. De allí, la discusión giró hacia la teatralidad de la política en la actualidad y el impacto simbólico del desprecio público hacia figuras clave del Gobierno. Para Sergio Abrevaya, abogado y político argentino que actualmente preside el Partido GEN, el desaire excede lo personal.
El filósofo Julián Fava sumó una mirada crítica sobre el modelo político que encarna Milei: “¿Esto es una nueva forma de hacer política? ¿Vamos a normalizar que el insulto y el ninguneo reemplacen al diálogo?”, apuntó, poniendo en entredicho la idea que, según se mencionó en la mesa, está en boga: la defensa de toda «autenticidad», incluso aquella portadora de violencia.
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Fava planteó que este tipo de comportamientos refuerzan la lógica de un “simulacro de poder”, donde las formas autoritarias buscan camuflar el vacío de propuestas. En línea con eso, el psicoanalista Sergio Zabalza describió al presidente como alguien que opera en un «delirio», imposibilitado de jugar a distintos roles según la ocasión.
En la misma línea, Abrevaya apuntó que el presidente “se proyecta como el mentiroso más exitoso de la historia argentina”, y advirtió que mientras polariza con enemigos reales o ficticios, erosiona los cimientos institucionales desde adentro. Para la mesa, el desaire no fue un hecho aislado, sino que representa un estilo de liderazgo que se sostiene en la lógica de la confrontación permanente, la teatralización del poder y la deslegitimación del otro. “Así no hay república que aguante”, concluyó di Natale.
LB / FPT