“Muchas gracias Kristalina. ¡Esto no hubiera sido posible sin tu apoyo!”, expresó el ministro de Economía, Luis Caputo, en redes sociales como respuesta al posteo de la titular del FMI, Kristalina Georgieva, quien escribió respecto al nuevo acuerdo: “Es un voto de confianza en la determinación del Gobierno de impulsar reformas, el crecimiento y brindar una mejora calidad de vida a los argentinos”.
Caputo comentó en conferencia de prensa el trasfondo de las negociaciones y confesó que el FMI no aceptaba los montos solicitados por el titular del Palacio de Hacienda y que si convencía a los técnicos del Fondo, Gergieva iba a “empujar” el acuerdo.
“Quiero agradecer a Kristalina y a su equipo. Tengo una relación profesional y personal en la que los dos nos valoramos muchísimo, es dogmática cuando tiene que serlo y pragmática también, entiende de mercados emergentes”, le tiró flores a la jefa del FMI.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
“Quiero agradecer al board y a Kristalina Georgieva”, se sinceró también el presidente Javier Milei en cadena”.
El intercambio de elogios deja entrever el factor clave que tuvo la búlgara para que se lograra el acuerdo en especial a lo que respecta al cumplimiento del pedido del equipo económico de un programa por US$ 20 mil millones y con un desembolso inicial de US$ 12 mil millones, a pesar de que el propio Fondo reconoce la excepcionalidad (debido a que no suele realizar un desembolso inicial del 60% del acuerdo) y riesgos que representan para el organismo.
“El Fondo enfrenta varios riesgos empresariales importantes asociados con la implementación del nuevo programa según su diseño. La exposición del FMI alcanzaría un máximo de DEG 43.1 mil millones en 2026 (la mayor exposición en su historia), superaría el 100% de las reservas brutas hasta fines de 2027 y se mantendría por encima del mil por ciento de la cuota hasta fines de 2029. Las obligaciones totales del Fondo alcanzarían un máximo de más de DEG 8,9 mil millones en 2030, lo que llevaría a necesidades generales de financiamiento ligeramente mayores”, señaló el FMI. “Cabe destacar que podrían surgir preocupaciones sobre la imparcialidad si se percibiera que el Fondo trata a Argentina de manera diferente a otros miembros”, agregó el informe.